27. La vida no tiene sentido sin ella

Una vez salieron de la atmósfera de Tander, el capitán recalculó la orbita para dirigirse lo más rápido posible hacia donde estaban sus amigos.

Intento comunicar con Nacumian pero la comunicación se había perdido. Lo reintento pero todo fue en vano al otro lado nadie parecía atender la comunicación. No obstante extrañado lo intento varias veces y se dio cuenta que realmente la comunicación existía y al otro lado del comunicador nadie hacía nada por cogerlo.

Ahora si que el capitán caía definitivamente, las Duendecillas dándose cuenta de ello tomaron los mandos a su cargo. Realmente para el capitán todo había acabado y realmente lo que había hecho en sus cálculos era poner la trayectoria directa al suicidio para ser presa de los piratas. Por el cerebro del capitán solo circulaba una frase “La vida no tiene sentido sin ella”, frase que repetía constantemente. Las Duendecillas sabían que llevar todo el rato la nave sin el control del capitán o la supervisión de él sería un descontrol, ellas no estaban acostumbradas a recalcular trayectorias tan largas. Así que pensaban volver a Tander. Pero para ello debían deshacer todos los planes que había puesto en marcha el Capitán.

Preso del desánimo total, el Capitán se dirigió al lugar de la nave diseñado para descansar. En su mente se repetía “Nineta, Nineta te quiero”.

Las Duendecillas intentaron reanimar al capitán para que de alguna manera u otra desviase la nave de la trayectoria impuesta. Pero como un zombie no le importaba nada acabar con su vida. Las Duendecillas comprendieron todo y pensaron en abandonar la nave con el pequeño módulo que llevaba la nave y que para ellas sería suficiente para llegar a Tander.

Grimm(2008)