20. Los piratas lo dominan

El Capitán parecía no haberse dado cuenta de que la nave estaba más cerca de ser capturada por los piratas que de poder escapar de su atracción. La nave avanzaba cada vez más rápida.
Aún así no se olvidaba de la princesa seguía pensando en ella, pero la veía lejana. Se preguntaba al mismo tiempo si el estando tan seguro de que la amaba y casi seguro de que ella sentía lo mismo porque estaba abandonando todo. En medio de tanta cábala los piratas aseguraban su triunfo.
La lucha interna del Capitán les daba esperanzas aunque a veces el capitán seguro de el y su princesa hacía retroceder la nave ligeramente.
Las Duendecillas parecían como reunidas, nadie ni siquiera el capitán sabía que aquellos tres seres se unían simbióticamente cerebralmente, resultando las tres como un único cerebro que era difícil de controlar ya que al mismo tiempo eran independientes. El resultado era un supercerebro controlado por tres. Pero las Duendecillas no parecían haber entendido los planes del Capitán y parecían como dormidas y sin interés alguno por lo que pasaba.
El Capitán por su parte continuaba su lucha. De pronto recordó la luz de Nacumian, aquella luz que le parecía hablar, aquella que le decía que su Nineta lo amaba, un presentimiento extraño que no entendía pero no obstante le recorría todo su cuerpo. Decidió entonces coger los mandos de la nave, pero ya era tarde la nave estaba yendo con mucha velocidad hacia los piratas y justo en aquel momento la nave se desviaba con gran velocidad de su trayectoria. El Capitán atónito parecía no entender nada hasta que miró a las Duendecillas.
Las Duendecillas muy atareadas parecían bailar un misterioso baile muy alegre. En fin se habían librado del primer ataque pirata y aunque no lo entendía, decidió alegrarse de haber cedido los comandos a las Duendecillas. Miró la imagen de su Nineta y le guiñó un ojo.

Grimm(2007)